Vías para una transición climática justa: invertir con una perspectiva de género

En la década de 2010-2019, las emisiones globales anuales promedio de gases de efecto invernadero (GEI) alcanzaron los niveles más altos de la historia, a pesar de la reducción de la tasa de crecimiento de estas emisiones. Esto indica que, sin la implementación de iniciativas que generen reducciones inmediatas y profundas de las emisiones en todos los sectores de la economía, no se logrará el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5°C.

Para minimizar los impactos negativos del cambio climático, la transición a una economía neutra en carbono (net zero), que tiene como objetivo reducir las emisiones de GEI lo más cerca posible de cero, es fundamental, y desde un punto de vista social, esta transición debe ser justa – es decir, la justicia y la equidad deben ser parte integral del camino hacia un mundo con bajas emisiones de carbono. Si bien el debate sobre el tema reúne a varios stakeholders, aún es reciente y existe una falta de consenso sobre cómo lograr una transición verdaderamente justa. Sin embargo, se sabe que el sector financiero desempeña un rol importante a través de las inversiones, y existen varios enfoques para que las instituciones financieras contribuyan de manera efectiva y midan sus impactos para la generación de valor social y ambiental.

Entre los mecanismos de financiamiento para una transición justa, destacamos hoy la inversión con una perspectiva de género, que tiene como objetivo “incorporar deliberadamente factores de género en el análisis y las decisiones de inversión para mejorar los resultados sociales y de negocios” y brinda vías para aumentar el capital empleado en los negocios dirigidos por mujeres e inclusivos en género.

Este enfoque es importante considerando las barreras que enfrentan las mujeres en el mercado laboral, especialmente en el que la tasa de participación de las mujeres de 25 a 54 años, por ejemplo, es del 63%, en comparación con la del 94% de los hombres. Además, las mujeres tienen más dificultades para llegar a puestos de liderazgo y dedican 2,5 veces más tiempo a las tareas domésticas y no remuneradas que los hombres. La brecha salarial entre los géneros es del 22% – es decir, a nivel mundial, el salario mensual que perciben las mujeres es, en promedio, un 22% inferior al de los hombres.

Si bien no existe un camino único o lineal para invertir con enfoque de género, se conocen acciones para invertir en empresas: (i) lideradas por mujeres o con una porción significativa de mujeres en el Directorio; (ii) que brinden productos y servicios que reduzcan las diferencias de género o satisfagan las necesidades de las mujeres; (iii) con diversidad de género en la plantilla y (iv) con empresas lideradas por mujeres en la cadena de valor.

Para implementar estrategias de inversión con una perspectiva de género – o incluso para la implementación efectiva de otras estrategias de inversión temática – las instituciones financieras deben integrar prácticas en su propia gestión y en todo el proceso de inversión.

Reflejando esta complejidad, las inversiones con lente de género se consolidan en tres aspectos para los inversionistas: brindar capital a empresas lideradas por mujeres y orientadas al género, aplicar una perspectiva de género al proceso de inversión, y promover la diversidad de género en la empresa (inversor). Dado que no existe un enfoque de «one size fits all«, los inversores pueden utilizar estas acciones como referencia por separado o conjuntamente, e incluso pueden agregar otros elementos a sus prácticas de diversidad.

Como impactos positivos de invertir con enfoque de género, se encuentran, entre otros, el aumento de capital para soluciones impulsadas por mujeres y para desafíos que las afectan (como el sesgo de género) y el aumento de la presencia de mujeres en los equipos y en el liderazgo de las empresas. Los equipos con equilibrio de género (proporción hombre/mujer entre un 40% y 60%), por ejemplo, pueden mejorar las métricas y el rendimiento de los negocios, como el conocimiento de la marca y la retención de clientes.

En la práctica, la Finance in Common Summit (FiCS) presentó la Declaración de los Bancos de Desarrollo de París sobre Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres, firmada por 36 BDs y que tiene como objetivo promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Algunas instituciones financieras han avanzado en prácticas que contribuyen especialmente a la inclusión de género: la International Finance Corporation (IFC) exige al menos una candidata mujer y tiene entrevistas estandarizadas para reducir sesgos en los procesos de selección, y la Agence Française de Développement (AFD) ofrece un canal para denuncias de discriminación y acoso por parte de los colaboradores. En términos de certificación, el Economic Dividends for Gender Equality (EDGE) es uno de los principales estándares de certificación empresarial para la igualdad de género y ha sido obtenido por varios Bancos Públicos de Desarrollo (PDBs), como AIIB, EBRD, EIB y el Banco Mundial.

Por lo tanto, se destaca el importante rol de las instituciones financieras en una transición justa, con énfasis en la incorporación de consideraciones sobre inversiones con enfoque de género en las estrategias net zero, capaces de brindar más insights a los inversionistas al momento de evaluar los impactos ambientales y sociales a largo plazo. Si bien rara vez se abordan lineamientos para el financiamiento con sesgo social, la transición hacia una economía baja en carbono afectará muchos ámbitos de la economía y la sociedad, contribuyendo, entre ellos, al cumplimiento de las metas del Acuerdo de París, que deben lograrse “sobre la base de la equidad y en el contexto del desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza”.

Analista de Sustentabilidade at WayCarbon | + posts
Consultora em Sustentabilidade e Estratégia ESG at WayCarbon | + posts
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