¿Cómo se hace el estudio para evaluar la viabilidad de un producto financiero ESG?

Al ingresar al mercado, todo producto, servicio o inversión debe pasar por un estudio de viabilidad financiera, proceso necesario para la seguridad y el éxito del emprendimiento. Este proceso se utiliza para cuantificar el tiempo y el capital necesario a invertirse, con el fin de hacerlo viable para sus inversionistas, considerando un atractivo retorno financiero compatible con la inversión inicial. Así como el análisis del retorno financiero basado en el capital invertido, el análisis de los aspectos ESG (Environmental, Social and Governance) de los productos financieros se presenta como un factor importante para la toma de decisiones, dado su buen desempeño financiero combinado con una menor volatilidad y, en consecuencia, la reducción del riesgo, haciéndolos cada vez más atractivos para los inversores1. 

Con la aceleración de esta tendencia y la profusión de productos que se declaran sostenibles o ESG en los últimos años, surgen también dudas sobre la información disponible sobre el rendimiento y la eficacia de estos productos con relación a la sostenibilidad, principalmente por la dificultad con la comparabilidad, coherencia e interpretación de los datos por parte de los inversores. 

¿Cómo evaluar el potencial de los productos financieros ESG?

En este contexto, el potencial de las inversiones enfocadas en la sostenibilidad puede medirse a través de benchmarks, con los cuales se hace una comparación de rentabilidad/riesgo en un período determinado con un activo de referencia. En el escenario brasileño, estos benchmarks se encuentran a través de las Tasas de Certificados de Depósito Interbancarios (CDI), índice Ibovespa, IMA (Índice de Mercado ANBIMA – Asociación Brasileña de las Entidades de los Mercados Financiero y de Capital), entre otros. 

Otra forma de medir la rentabilidad/riesgo de los activos financieros ESG es mediante el uso de métricas de optimización, con el fin de permitir comparaciones para una elección más atractiva a inserirse en la cartera de la empresa. Para crear métricas, la empresa necesita reconocer los riesgos de cada activo, sus necesidades a corto, mediano y largo plazo, los posibles retornos y, finalmente, los impactos sostenibles. Al mismo tiempo, hay una expansión de las iniciativas de Rating ESG, similar a lo que hacen las calificadoras de riesgo financiero. Las calificaciones ESG se basan principalmente en aspectos como riesgos climáticos, contribuciones en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS, entre otros. 

La caracterización a través del etiquetado de productos financieros en relación con la sostenibilidad también ha recibido atención en el mercado. Este proceso sigue una serie de principios que indican la asignación de recursos a activos con fines sociales y/o ambientales. Este sello se otorga a través de informes elaborados por empresas especializadas, buscando dar transparencia a la asignación de recursos, así como a los parámetros e indicadores utilizados en la evaluación. 

En este sentido, el inversor deberá analizar y verificar la propuesta de actuación de productos, activos y títulos denominados ESG, Verde, Social o Sostenible, y con esta información, identificar si los criterios adoptados se adecuan a su perfil de riesgo financiero y otros fines y preferencias eventuales buscadas con las inversiones. Para ello, el inversor puede adoptar los siguientes criterios: 

  • Objetivos del Producto ESG: Se verifica qué características ambientales y sociales pretende promover el producto a través de sus inversiones. 
  • Gestión ESG de las inversiones: Se evalúan los criterios adoptados para seleccionar y gestionar los impactos ESG de las inversiones. También se evalúan los procesos de gestión de recursos para garantizar que se cumplan estas contribuciones. 
  • Transparencia: En este momento se verifican las acciones de transparencia del activo con relación a sus stakeholders. Se analiza si el activo cuenta con un proceso y compromisos robustos para comunicar la asignación de recursos y las características ambientales y sociales de las inversiones. 

Desafíos a los que se enfrenta

Sin embargo, este mercado aún no ha pasado por una regulación, por lo que existe una gran variación entre los tipos de información utilizada, como la metodología de análisis, la transparencia de datos, entre otros aspectos. Hasta principios de 2022, todos los fondos de inversión podían bautizarse con nombres como “ESG”, “verde”, “socioambiental” o “sostenible”, según la voluntad del gestor o plataforma de inversión, ya que no existían reglas desde la Comisión de Bolsa y Valores (CVM) o la Asociación Brasileña de Entidades de los Mercados Financiero y de Capital (Anbima) con requisitos mínimos a cumplirse. 

La Anbima, que reúne a los participantes del mercado de capitales, concluyó a principios de este año una clasificación de productos de inversión sostenible a través de la autorregulación. Aunque no es una regla reglamentaria, su cumplimiento es obligatorio para todos los gestores de fondos asociados con la Anbima. El objetivo es que los fondos de inversión detallen y formalicen sus estrategias de inversión sostenible e integración ESG en documentos públicos, presentados con la debida transparencia al inversor. 

Por lo tanto, no es suficiente que el producto financiero en sí mismo sea sostenible: el gestor o la institución responsable también deberá tener estructuras de gobernanza y decisión para garantizar la aplicación de los factores ESG, incluida la formalización de la estrategia utilizada, métricas para evaluarlos y posibles limitaciones, haciendo públicos todos estos aspectos en su página web. 

En línea con Anbima, la CVM ha tratado de definir qué fondos de crédito pueden llevar una etiqueta ESG, avanzando hacia la creación de reglas para que los productos de inversión lleven dicha etiqueta ESG. De acuerdo con la Resolución CVM 80/224, las empresas que cotizan en la bolsa deben reportar información ambiental y social relevante en sus formularios de referencia, la cuales puedan constituir un factor de riesgo para su negocio. Además, la norma también prevé el informe si el activo cuenta con una política socioambiental y si se divulga información de esta naturaleza, su metodología y si dichos datos son revisados ​​por una entidad independiente. 

Las oportunidades de inversión vinculadas a objetivos ambientales y/o sociales, a través de instrumentos financieros, corroboran la tendencia hacia una mayor transparencia sobre el desempeño y los impactos de las empresas en temas de sostenibilidad. Por otro lado, al no existir un estándar sobre la rendición de cuentas de los aspectos ESG, hay espacio para la variedad y la subjetividad al momento de evaluar empresas supuestamente sensibles al tema. Por estas razones, los organismos reguladores están buscando formas de regular que aún están en proceso de maduración. 

Referencias Bibliográficas (en portugués)

¹ B3 divulga a 16ª carteira do ISE B3

² Série CVM Sustentável: volume 3

³ CVM passa a exigir informações ESG de companhias listadas 

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