Huella de carbono como oportunidad de posicionamiento

¿Cómo podemos medir los impactos de los productos? ¿Qué contribuye menos al cambio climático en términos de emisiones: los vasos de plástico o de vidrio? ¿Qué pasa si cambio de proveedor de materia prima? ¿Y cuál es el impacto del transporte en un producto? Realizar un estudio de huella de carbono puede ayudar a responder a estas preguntas.

El cambio climático, intensificado por las actividades humanas, sigue siendo uno de los temas más importantes que se discuten en la actualidad, y la búsqueda de métodos que permitan medir los gases de efecto invernadero (GEI)¹ emitidos por actividades y/o procesos ha acompañado este crecimiento. Esta preocupación, que antes se limitaba a organizaciones que debían adaptarse a políticas de cumplimiento o necesitaban medir las emisiones de GEI para componer algún índice de sostenibilidad, ha superado los límites corporativos y ha sido cada vez más demandada por los consumidores que buscan productos² con bajas emisiones de carbono a lo largo de su ciclo de vida – es decir, productos que tienen una menor emisión de carbono desde la producción de materias primas en el proceso de producción, en su distribución, durante su uso e incluso en el momento de su disposición.

Cuando se tiene esta mirada analítica, de involucrar todas las etapas del ciclo de vida, centrándose en la cuantificación de las emisiones de GEI, se obtiene la huella de carbono del producto, en la que todas las emisiones y remociones de GEI se transforman en dióxido de carbono equivalente (CO2e)³. Los análisis realizados con este fin se estandarizan por la norma ISO 14067:2018 – Gases de efecto invernadero – Huella de carbono de los productos – Requisitos y directrices de cuantificación y comunicación, y por la PAS 2050:2011 – Especificación para la evaluación de las emisiones de gases de efecto invernadero del ciclo de vida de productos y servicios, guiando la práctica al describir los principios, requisitos y estructura que debe seguir un estudio de huella de carbono.

Al tener un enfoque de ciclo de vida, la huella de carbono tiene el potencial de conectar el producto con metas y proyectos ya establecidos por la empresa. Aspectos como el consumo de agua y energía, la generación de residuos y la tasa de pérdida de materia prima son objetivos comunes, y a través de la huella de carbono es posible tener una mayor comprensión del impacto de la producción del producto de interés para estos objetivos y trazar medios factibles para lograrlos.

Un estudio de huella de carbono debe ser coherente, preciso, transparente y completo. Por ello, es importante que se realice con la mayor cantidad de información posible, que normalmente es controlada por la propia empresa, como la cantidad de materia prima comprada, la distancia recorrida para obtener los insumos o incluso la cantidad generada y el tipo de tratamiento aplicado a los productos efluentes. Así, es posible obtener interesantes resultados sobre los impactos de cada etapa del ciclo de vida de un producto, sabiendo dónde actuar para mitigarlos. Cabe mencionar que la huella de carbono debe actualizarse cada vez que exista un cambio en el proceso de producción de materia prima, cambio de proveedor, empaque, entre otros.

La huella de carbono como oportunidad de posicionamiento del producto

La realización de la huella de carbono puede traer varios beneficios a la empresa que la realiza. El más evidente de ellos es un mayor conocimiento de las emisiones del producto analizado, con resultados muchas veces contraintuitivos acerca de qué materia prima es más representativa o cuando se identifica que las emisiones más representativas se encuentran fuera del área de actuación directa de la empresa, por ejemplo. Estos resultados son insumos importantes para mejorar la gestión de datos y guiar acciones futuras en la agenda climática.

En cuanto a las posibilidades de posicionamiento del producto, la divulgación de los resultados de la huella de carbono es una demostración de compromiso, transparencia y credibilidad. Al basarse en una metodología reconocida internacionalmente, la huella de carbono habilita la comparación con otros productos, lo que permite demostrar un mejor desempeño en relación con las alternativas existentes en el mercado o presentar las reducciones de emisiones logradas a través de las mejoras implementadas en el proceso de producción en comparación con su versión anterior.

Además de una expresión de credibilidad, la divulgación de la huella de carbono es una forma de empoderar a los consumidores y otras partes interesadas, quienes pueden considerar las emisiones de GEI en su toma de decisiones, además de ser una manera de involucrar a toda la cadena de valor del producto en la agenda climática y otros temas ambientales. El posicionamiento de un producto menos intensivo en carbono puede abrir la puerta a nuevas oportunidades de negocio, especialmente con clientes potenciales que ya están involucrados en el tema y tienen una política de compras sostenibles, por ejemplo. Conocer la huella de carbono de un producto también puede contribuir a la contabilización del inventario de emisiones de los clientes, especialmente en lo que respecta a las emisiones indirectas de Alcance 3. De la misma manera, un producto menos intensivo en carbono puede hacer una contribución importante en la estrategia de descarbonización de este cliente, que busca reducir sus emisiones directas e indirectas para lograr objetivos climáticos, por ejemplo.

La huella de carbono es también el primer paso en el proceso de descarbonización de productos, y el inventario de emisiones es la primera etapa de la estrategia de descarbonización de una organización, ya que la información resultante de la huella de carbono conforma el panorama de emisiones que se utilizan en las próximas etapas de la estrategia, incluyendo el mapeo de acciones prioritarias, la definición de metas y el desarrollo de proyectos de reducción encaminados a la obtención de un producto bajo en carbono, así como a la compensación de emisiones residuales.

Para ejemplos de divulgación de la huella de carbono de los productos, es posible acceder al caso Embraer, en el que la huella de carbono sirvió como instrumento para orientar las acciones climáticas.

¿Está interesado en el tema? Comuníquese con WayCarbon para obtener más información.

¹Los GEI son componentes gaseosos de la atmósfera, tanto naturales como antropogénicos, que absorben y emiten radiación de longitudes de onda específicas dentro del espectro de radiación infrarroja emitida por la superficie terrestre, la atmósfera y las nubes (ABNT ISO/TS 14067:2015).

²De acuerdo con la ABNT ISO/TS 14067:2015, un producto puede categorizarse de la siguiente manera: servicio (por ejemplo, transporte, implementación de eventos, electricidad); software (por ejemplo, programa informático); hardware (por ejemplo, parte mecánica del motor); material procesado (por ejemplo, lubricante, mineral, combustible); material sin procesar (por ejemplo, producción agrícola).

³CO2 equivalente (CO2e) es la unidad para comparar la intensidad de radiación de un tipo de GEI con la del dióxido de carbono (CO2) multiplicando las cantidades de emisiones por el Potencial de Calentamiento Global (GWP) de cada uno de ellos (ABNT ISO/TS 14067 :2015).  

Julio Vani
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