¿Por qué la interoperabilidad es una tendencia en la agenda de sostenibilidad?
El avance de la agenda de sostenibilidad a nivel global implica una creciente presión para que organizaciones de distintos tamaños identifiquen riesgos y oportunidades, integren aspectos ESG en sus operaciones, comuniquen esfuerzos y resultados, y se adapten a las directrices regulatorias. En este contexto, la divulgación de información ESG es un pilar esencial, pero no debe considerarse un fin en sí mismo ni una mera tarea burocrática. Además de comunicarse con los stakeholders de manera transparente, las empresas deben contar con una estrategia seria y sólida que respalde los datos.
Dicho esto, es común que las empresas se sientan confundidas sobre qué marco de reporte adoptar al momento de divulgar información al mercado. Existen múltiples opciones de frameworks, programas de reporte, cuestionarios y directrices, como GRI, SASB, CDP, TCFD, entre otros. Además de la dificultad para decidir cuál adoptar, en ciertas situaciones, las empresas deben divulgar información utilizando más de uno, dependiendo de su país o sector de actividad, lo que puede generar mayores costos de recursos financieros y tiempo. Este escenario también resulta desafiante para los stakeholders, ya que dificulta la comparabilidad del desempeño entre empresas en estos temas.
En este panorama, el término interoperabilidad ha comenzado a ser más recurrente en las discusiones corporativas. Este concepto, que implica lograr que ciertos elementos funcionen de manera paralela o coexistan en armonía, está volviéndose relevante porque tanto las empresas como los organismos reguladores están preguntándose si sería posible cumplir o exigir un determinado programa de reporte utilizando otro. El tema cobró mayor protagonismo tras la fusión de los Estándares SASB (Sustainability Accounting Standards Board) con el Reporte Integrado en 2021.
Otro esfuerzo en esta dirección se realizó en 2022, cuando la IFRS Foundation y la Global Reporting Initiative (GRI), que es el estándar más utilizado a nivel global para la publicación de informes de sostenibilidad, firmaron un Memorando de Entendimiento. Este documento reconoció la importancia de garantizar la compatibilidad y la interconexión entre los estándares para beneficiar tanto a los preparadores de informes como a los usuarios en todo el mundo. Así, en 2023, el ISSB (International Sustainability Standards Board) publicó la versión oficial de los estándares internacionales para la divulgación de información de sostenibilidad dirigida al mercado financiero. Las NIIF (Normas Internacionales de Información Financiera) S1 establecen requisitos para reportar riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad en el corto, mediano y largo plazo; mientras que las NIIF S2 abordan requisitos específicos relacionados con el clima.
Otro paso importante se dio este año, durante la COP29 en Bakú, cuando el CDP (Carbon Disclosure Project) y el EFRAG (European Financial Reporting Advisory Group) anunciaron la interoperabilidad entre el cuestionario del CDP y los ESRS (sigla en inglés de Estándares Europeos de Información sobre Sostenibilidad). Esta alianza tiene como objetivo reducir la carga de trabajo en los reportes para las empresas y apoyarlas en la preparación para cumplir con la CSRD (sigla en inglés de Directiva Sobre Información Corporativa en Materia de Sostenibilidad). Los detalles de esta interoperabilidad se publicarán a principios de 2025.
Finalmente, hay otro factor relevante en esta discusión: los plazos de publicación. Las NIIF contienen información muy enfocada en temas materiales desde el punto de vista financiero, mientras que el informe de sostenibilidad, en general, se publica durante el primer semestre, hasta mayo de cada año. Por otro lado, los balances financieros suelen ser divulgados antes, hasta marzo, lo que puede generar cierto desajuste entre las necesidades y los plazos de publicación. En este sentido, la CVM (sigla en portugués de Comisión de Valores Mobiliarios) anunció que adoptará las NIIF a partir de 2025, y que la publicación deberá realizarse junto con el balance financiero de la empresa, es decir, antes de marzo.
Al observar todos estos puntos, concluimos que, en el escenario actual, las organizaciones aún deben comprender qué información es relevante para cada stakeholder, cuál es la mejor manera de publicarla y qué estándar seguir. Sin embargo, lo más importante es tomar una decisión y ser transparentes con la información proporcionada. Como parte de este proceso, la interoperabilidad tiene el potencial de fomentar convergencias y alinear a empresas, organismos reguladores, inversionistas y clientes en una misma dirección.