Riesgos climáticos físicos y de transición: entienda

El año 2024 fue el más caluroso de la historia, siendo el primero en superar el límite de seguridad establecido por el Acuerdo de París de 1,5°C en el aumento de la temperatura media de la Tierra en relación con los niveles preindustriales, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus. El período estuvo marcado por eventos extremos como inundaciones, ocurridas en el estado brasileño Rio Grande do Sul y la región de Valencia en España, olas de calor alrededor del mundo, entre otros. En el contexto brasileño, los desastres climáticos aumentaron un 250% en los últimos cuatro años en comparación con la década de 1990, según un estudio de la Alianza Brasileña para la Cultura del Océano².

Además de las claras pérdidas sociales y ambientales, los eventos climáticos extremos tienen un impacto financiero en las instituciones públicas y privadas y amenazan la existencia de territorios y empresas en el corto, mediano y largo plazo. Es urgente, por lo tanto, que el sector privado comprenda los riesgos asociados al cambio climático y los integre en los sistemas de gestión corporativa. Para abordar esta cuestión es importante comprender algunos conceptos iniciales, como la diferencia entre riesgos físicos y riesgos de transición, que tienen escalas de acción diferentes pero complementarias.

Riesgos climáticos físicos

Los riesgos físicos del cambio climático surgen de los cambios en la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos y se dividen en agudos y crónicos. Los desencadenados por fenómenos meteorológicos extremos, como olas de calor e inundaciones, se clasifican como agudos. Los riesgos crónicos, por otro lado, están relacionados con consecuencias que se producirán en el largo plazo, como el aumento progresivo del nivel del mar y el cambio gradual en los regímenes de precipitaciones.

Para las empresas, estos eventos pueden generar daños a edificios, paralizar operaciones, generar caídas en la producción agrícola, incrementar costos de energía y seguros, entre otros. En el caso de los inversionistas, algunos impactos son: pérdida de valor de la inversión, demanda por ajustes de la deuda y capital e incluso la necesidad de desinvertir activos.

Riesgos climáticos de transición

Los riesgos climáticos de transición se identifican a partir de los impactos de la ruta (o transición) hacia una economía baja en carbono en una organización. Analizados en un marco temporal predefinido, asumen una variedad de premisas basadas en elementos regulatorios, legales, tecnológicos, de mercado y reputacionales.

En el caso de los riesgos regulatorios, el análisis a realizar es sobre el impacto que tendrá para una determinada empresa adoptar políticas gubernamentales para mitigar y adaptarse al cambio climático, como la fijación de precios de carbono y la tributación de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Un ejemplo es el mecanismo de imposición aduanera del carbono para los productos exportados a la Unión Europea, el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM, su sigla en inglés), que entrará en vigor a partir de 2026, pero que se encuentra en fase de transición desde 2023. Aún existen casos de litigiosidad climática, cuando los actores –como organizaciones de la sociedad civil o el poder judicial– formulan preguntas o quejas respecto de daños ambientales y climáticos.

La necesidad de incorporar nuevas tecnologías a los procesos productivos también contribuye al riesgo climático, dado su potencial para afectar la competitividad y los costos de producción. Así, aumentar la eficiencia energética e invertir en energía con bajas emisiones de GEI, por ejemplo, puede suponer una ventaja competitiva frente a las empresas que no realizan esfuerzos por modernizar sus procesos. Para estas, el riesgo tecnológico será entonces relevante.

Además, la demanda y la oferta de productos pueden verse afectadas por el cambio climático, lo que constituye un riesgo de mercado. Para reducirlo, la búsqueda de nuevos frentes de negocio a través de la colaboración en proyectos gubernamentales bajos en carbono y la promoción de pequeños emprendedores y comunidades locales son algunas oportunidades.

Por último, los riesgos reputacionales se refieren a la imagen de una empresa ante la sociedad y sus stakeholders en vista de su conducta frente al cambio climático. Una empresa puede ser acusada públicamente por no cumplir un determinado compromiso de descarbonización, por ejemplo, lo que puede afectar negativamente a su reputación.

¿Cómo puede ayudar WayCarbon?

En WayCarbon, hemos seguido de cerca el movimiento de grandes empresas de sectores como el minorista y de energía, que ya son conscientes de la necesidad de integrar el riesgo climático en la planificación estratégica corporativa. Para ello, realizan análisis y gestión del riesgo climático y adoptan medidas de adaptación para reducir los impactos en activos, operaciones, cadenas de valor, territorios, portafolios de inversión, créditos y garantías. Para apoyar al sector privado en este viaje, WayCarbon ofrece conocimientos de asesoramiento especializados, apalancados por la tecnología.

 

Maria Luiza Gonçalves
Jornalista e Analista de Comunicação at WayCarbon | + posts
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