Fondo Verde para el Clima: ¿qué es y cómo funciona?

Fondo Verde

La creación del Fondo Verde para el Clima en el 2010, en el ámbito de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, en la sigla en inglés), generó expectativas de inversiones constantes en proyectos de adaptación climática en países en desarrollo. Por medio del Fondo, las naciones desarrolladas se comprometieron a viabilizar la disponibilidad de inversiones anuales de US$ 100 mil millones antes del 2020 para apoyar estas iniciativas. 

COP26, a ser realizada en noviembre del 2021 en la ciudad escocesa de Glasgow, permitirá que los países evalúen el progreso con relación a los compromisos firmados tanto en el 2010 como en el 2015, con el Acuerdo de París. El ritmo lento del avance con relación a la meta de US$ 100 mil millones anuales ha sido blanco de críticas, y está propiciando la búsqueda de nuevas metas para el financiamiento del clima. En este artículo, hacemos un resumen sobre qué esperar de este análisis. 

¿Qué es el Fondo Verde para el Clima? 

Creado en COP21, realizada en el 2010 en México, el Fondo Verde para el Clima (GCF en la sigla en inglés) tiene como objetivo asignar recursos en proyectos y programas que tengan como objetivo limitar o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en beneficio de sociedades particularmente vulnerables al clima. Estos son los casos de países menos desarrollados, pequeños estados insulares en desarrollo y países africanos. 

El principal objetivo del Fondo Verde es promover el cambio de paradigma en dirección a caminos de desarrollo de baja emisión de carbono y aumento de la resiliencia al clima. 

Para garantizar la eficacia de las inversiones, el fondo está diseñado para: 

  1. Maximizar la apropiación por el país beneficiario 
  2. Establecer un equilibrio entre mitigación y adaptación 
  3. Seguir un gobierno balanceado, con número igual de países contribuyentes y recipientes en su Consejo Director 
  4. Mantener la diversidad de entidades acreditadas 
  5. Establecer la diversidad de instrumentos financieros 
  6. Ser el fondo mundial dedicado al clima de mayor escala 

¿Cómo Funciona el Fondo Verde para el Clima? 

Con sede en Incheon, en Corea del Sur, el Fondo Verde cuenta con un consejo independiente. El grupo está formado por representantes de los 194 países participantes del UNFCCC, y guiado por la Conferencia de las Partes (COP). Las directrices establecen una estructura de gobierno corporativo específica. El objetivo es garantizar la toma de decisión consensual entre países desarrollados y en desarrollo con relación a la gestión de los recursos. 

La dirección es responsable de la toma de decisión de inversiones, a pesar de que reciba direccionamiento de COP en cuestiones relacionadas a las normas, prioridades y elegibilidad a los recursos. 

Buscando ser un catalizador de inversiones para países en desarrollo y financiamientos climáticos, incluyendo sectores público y privado, el fondo sigue un punto de vista enfocado en países individualmente. 

El Fondo funciona por medio de una red de colaboraciones que incluye a más de 200 instituciones acreditadas, entre bancos comerciales nacionales e internacionales, organismos multilaterales, bancos de desarrollo, fondos de participación societaria, agencias de la ONU y organizaciones de la sociedad civil. 

En su proceso de elección de proyectos para apoyar, el Fondo busca encontrar el equilibrio entre las prioridades locales de los países donde están localizados y el potencial impacto generado, teniendo en consideración el costo total de cada proyecto, siempre teniendo la perspectiva de género como telón de fondo. 

La gestión de recursos tiene un perfil más osado, con mayor tolerancia al riesgo para garantizar el apoyo a proyectos en etapa inicial, que tendrían mayor dificultad de conseguir financiamiento de fuentes tradicionales. Esto guía las decisiones de inversión para incentivar la innovación en políticas públicas y en nuevas fronteras tecnológicas y financieras. Para reducir el riesgo, el fondo se basa en un sistema de due dilligence secundario. 

El Fondo Verde tiene como objetivo impactar a ocho principales áreas referentes a mitigación y adaptación: 

  • Asegurar acceso a la salud, alimentación y agua 
  • Viviendas de personas y comunidades 
  • Generación y distribución de energía 
  • Transporte 
  • Infraestructura 
  • Ecosistemas y servicios 
  • Edificios, ciudades, industrias y aparatos domésticos
  • Bosques y uso de la tierra 

Hasta el momento, el área con el mayor número de proyectos es la de viviendas populares, con 111 proyectos totalizando US$ 1,1 mil millones en financiamientos. No obstante, el sector con el mayor volumen de recursos es el de generación y distribución de energía, con 50 proyectos totalizando US$ 2,6 mil millones.    

Proyectos financiados por el Fondo Verde para el Clima 

«A pesar de que la meta anual de inversiones del Fondo Verde para el Clima sea de US$ 100 mil millones al año, el portafolio actual cuenta solamente con US$ 33,2 mil millones en proyectos aprobados, entre financiados y cofinanciados. «Esto hace que un total de 177 proyectos estén beneficiándose de estos recursos, evitando que aproximadamente 1,8 mil millones de toneladas de CO2 equivalente sean emitidas. 

América Latina y el Caribe tiene 41 de los 177 proyectos que entraron en la lista de favorecidos por el Fondo. Un ejemplo de proyecto financiado está al norte de Colombia, en una región llamada La Mojana, en que se buscaba gestionar y dar acceso a agua potable para poblaciones locales. Este proyecto fue encuadrado como adaptación. Ya en el sector de mitigación, otro ejemplo fue el financiamiento de la construcción de una planta de energía solar en el desierto de Atacama, en Chile. 

En todo el mundo, los proyectos de mitigación fueron los que más recibieron recursos, totalizando 66%, mientras proyectos de adaptación responden por el 34% de los recursos. 

Los proyectos son divididos entre micro (12%), pequeños (33%), medianos (40%) y grandes (15%). Los recursos son transferidos de maneras distintas. La forma más común son préstamos, totalizando 44%, seguido de concesiones, con 42%. Otras modalidades son más raras, como la participación societaria (6% de los casos), pagos basados en resultados (6%) y el ofrecimiento de garantías (2%). 

En el 2020 fue registrado un récord en términos de valores nominales de proyectos aprobados, que totalizaron US$ 4,9 mil millones, divididos entre US$ 2,1 mil millones financiados directamente por el Fondo y otros US$ 2,8 mil millones provenientes de co-financiamientos. 

El Fondo Verde para el Clima en Brasil 

En Brasil, la Autoridad Nacional Designada (AND) para el GCF es la Secretaría de Asuntos Económicos Internacionales (SAIN), del Ministerio de la Economía. La secretaría actúa como una interfaz entre el país y el fondo y actúa en la comunicación de las prioridades estratégicas en términos de financiamiento del clima. 

La AND es responsable de implementar lo que ha sido llamado “procedimiento de no-objeción”, lo que incluye el análisis técnico de propuestas de programas y de proyectos a ser financiados por el GCF en el país. 

En el pasado, Brasil ya recibió recursos del Fondo Verde para el Clima, referentes a los esfuerzos de reducción de la tasa de deforestación en la Amazonía en el 2014 y 2015, dentro del alcance del proyecto REDD+, dirigido para la reducción de emisiones por deforestación y degradación forestal asociada a la promoción del desarrollo sostenible local. 

El proyecto causa incomodidad en algunas ruedas ambientalistas, que consideran el financiamiento del bosque existente como un paso demasiado pequeño para el avance de las metas climáticas, además de haber discordancia con respecto a la metodología de cálculo de las emisiones evitadas. En este caso, Brasil recibió US$ 96 millones por casi 19 millones de toneladas de carbono que no fueron emitidas, adicionado a “beneficios de no carbono” debido a la promoción del desarrollo sostenible. 

El Fondo Amazonía — anteriormente gestionado por el BNDES y en suspenso por discordancias entre el actual gobierno brasileño y los principales países donadores con relación a la utilización de los recursos — era hasta entonces el mayor y más importante mecanismo de REDD+ del mundo. 

Situación actual y expectativas para COP26 

Año del aniversario de diez años de la creación del Fondo Verde, el 2020 estaba previsto para ser el año del clima, a partir de cuando se esperaba crear en todo el mundo un piso de inversiones en proyectos sostenibles, principalmente en países en desarrollo. 

Era también el año previsto para la realización de COP26, en Glasgow, considerada como el evento multilateral para el clima más importante desde la realización de COP21, en el 2015, que creó el Acuerdo de París. 

Sin embargo, el año pasado acabó siendo marcado por la pandemia del Covid-19, lo que desvió la atención internacional y la movilización de recursos para el área de la salud, comprometiendo algunos esfuerzos en favor del clima. 

La meta de alcanzar US$ 100 mil millones por año en acciones contra el cambio del clima aún no fue alcanzada, y los especialistas no creen que esto ocurra a corto plazo. Datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) muestran que acciones dirigidas para el clima recaudaron en torno de US$ 80 mil millones en el 2018. Y con la pandemia los años siguientes no deben ser mucho mejores. 

Tener el financiamiento por debajo de la meta genera problemas que van más allá de la directa falta de dinero y de la incapacidad de países pobres de alcanzar sus propias metas autodeterminadas. Puede generar también una crisis diplomática que dificulta el avance en negociaciones climáticas esperadas para COP26, poniendo en jaque incluso importantes avances ya obtenidos por el Acuerdo de París. 

A pesar de las dificultades, existe un punto importante de optimismo: el cambio de gobierno en los Estados Unidos. El presidente norteamericano Joe Biden se presenta como un defensor del combate al cambio climático, y puede ser un importante catalizador de inversiones en su intento de alzar nuevamente al país a la posición de liderazgo climático, puesto debilitado desde al menos la no-ratificación del Acuerdo de Kyoto. 

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